El domingo 25 de noviembre nos dimos cita 28 miembros del Club Senderista de Totana en el lateral del parque para hacer la ruta de Rambla de los Carboneros, antes de continuar, hay que aclarar que esta ruta estaba programada en el calendario del Club para el próximo 10 de febrero de 2019, debido a circunstancias imprevistas y dado la buena predisposición de los ruteros para hacer la ruta, se optó para reemplazarla por otra que ya estaba programada y por falta de quórum no ha podido realizarse.

A las 7.30 horas iniciamos esta pequeña aventura hacia la pedanía de Lébor en nuestros coches particulares, el lugar de salida fue bajo el viaducto del canal del Trasvase y en la misma rambla de los Carboneros. Iniciamos la caminata pasando por el primer afluente de la citada rambla que tiene su entrada a la izquierda, este primer tramo fue algo accidentado por el complicado acceso a través de los trenques, teniendo que salvar en un determinado tramo unos pocos metros de barro estancado debido a lo sinuoso de su cauce.

Una vez superado este primer obstáculo, nos dirigimos entre atochas y pequeños pinos por la línea de tablillas que separan los cotos del Rincón y de los Picarios hasta llegar al camino de los Picarios. Continuamos por el citado camino hacia el Cabezo Negro y Cerro de las Yeguas, vertientes estas donde nace la rambla de los Carboneros.

Al llegar, encontramos una furgoneta aparcada y detrás de ella se produjo la grata sorpresa que los ruteros nos habían avisado, vimos a Gregorio uno de los ruteros moviendo unas migas que resultaron deliciosas, Peñalver sacó unas botellas de buen vino Rivera del Duero y Morales unos ricos cordiales y pastillas de chocolate con almendras. Hasta unos ciclistas lorquinos que pasaban por allí pararon para degustar las sabrosas migas. Todos nos quedamos boquiabiertos por este estupendo detalle que los Chicos de Oro tuvieron para los participantes de esta ruta, muy buena vista tuvo nuestra entrañable presidenta Patricia Romero cuando los bautizó con ese nombre. El problema que nos ha surgido es que han dejado el listón muy alto y difícil de superar. Luego nos enteramos de las difíciles vicisitudes que tuvieron que pasar para agasajarnos de este modo, dado que tuvieron que llevar el coche a ese lugar a altas horas de la madrugada y caminos poco recomendables.

Con el estómago lleno emprendimos la marcha por el curso de la rambla, todo el trayecto fuimos acompañados por un minúsculo riachuelo fruto de las lluvias caídas unos días atrás, las paredes de yeso rezumaban agua por doquier añadiendo a la ruta una belleza espectacular, seguimos bajando hasta llegar al afluente que desciende desde el Collado Blanco, este fue el tramo más angosto que recorrimos en todo el trayecto. Una vez que salimos de él, emprendimos monte a través el recorrido hasta otro afluente que nos dejaba encima de la espectacular cueva troglodita, todos los componentes del grupo entraron y quedaron gratamente sorprendidos. Seguimos la marcha hacia nuestra meta hasta que llegamos a la gran presa de Los Carboneros construida en 1988.